Schneider, Kraftwerk & el Mundo

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El miércoles de la semana pasada fue anunciada la trágica muerte de Florian Schneider-Esleben, miembro de la banda alemana de culto Kraftwerk, a los 73 años. Él habría muerto el reciente 21 de abril a causa de un agresivo cáncer, según afirmaron distintas fuentes periodísticas.

Schneider y Ralf Hütter fueron los dos cofundadores de esta mítica agrupación originada en 1970, en Düsseldorf, Alemania, considerada, sin discusión alguna, como uno de los grandes bastiones de la música electrónica contemporánea..

A través de temas vinculados a las bicicletas, autopistas, trenes, computadoras, teléfonos, la radio, entre otros, subrayan la centralidad de las distintas formas y medios de comunicación en la vida urbana y las tecnologías asociadas a ellos. Musicalmente, su influencia fue profunda en suficientes bandas hoy reconocidas a nivel mundial como Ultravox!, Tubeway Army, Orchestral Manoeuvres in the Dark, The Human League, Pet Shop Boys y Depeche Mode. Pero la existencia de Kraftwerk no sólo se circunscribe al campo exclusivo de la música; su importancia apunta hacia variadas referencias que, al paso de los años, han ido incorporándose y robusteciendo exitosamente la cultura pop.

Una de estas referencias culturales es la conocida escena de baile, con una escoba, del personaje Tony Turbo de la película Breakin’, de 1984, que tenía de fondo el tema “Tour de France”, de 1983. Por alguna razón, ni Kraftwerk ni Art of Noise fueron incluidos en el soundtrack del filme, donde por cierto aparece el hoy afamado rapero y actor Ice T, pero la escena, al presente, es absolutamente significativa en la historia de la música electrónica y su vínculo con el break dance y la cultura Hip Hop.

Otra referencia apunta hacia la canción “Radioaktivität”, con su intro “Geigerzähler”, la cual se hizo famosa por el uso del sintetizador Minimoog y la clave Morse al inicio de ella; su letra refiere, en un juego de palabras, lo que genéricamente se denomina radiación nuclear, así como la radio, entendida ésta como radiodifusión. No obstante, la letra de la canción fue reescrita en su álbum The Mix, de 1991, tomando en cuenta los accidentes de Chernóbyl, Three Mile Island, Sellafield y el bombardeo de Hiroshima. El tema se convirtió naturalmente en un himno mundial de advertencia radioactiva y de protesta antinuclear.

En el episodio 150 de Los Simpson, el número 22 de la temporada 7, y de bonito título en México “Mi Héroe, el Abuelo”, emitido en 1996, aparece un personaje de origen alemán, El barón von Herzenberger, heredero de unas valiosas pinturas en disputa, desde la Segunda Guerra Mundial, por el señor Burns y el Abuelo Simpson. Este personaje es revelador por estar un tanto apurado, al final del episodio, por regresar a Alemania, a Stuttgart, ya que asistiría ahí a un concierto de Kraftwerk. ¡Los Simpson no podían dejar pasarlo!

Pero, en especial, hubo una relación característica y de mutuo de respeto y admiración entre Kraftwerk y celebridades como Iggy Pop y David Bowie. La referencia específica se encuentra en el tema “Trans-Europa Express” de 1977. Bowie, por ejemplo, reconoció la influencia de Kraftwerk al grado de, en alguna ocasión, haber circulado a toda velocidad en una autopista inglesa, bajo los efectos de la cocaína, con la canción “Autobahn” tocando sin parar. Tal melodía, curiosamente, tenía de modo original tal intención, sin referir la droga, aunque sí la monotonía de un viaje largo. Esta pista, de 23 minutos de duración, ocupaba todo el lado A del LP de 1974. Bowie mismo, pocos años después, pagaría la deuda nombrando la primera canción del lado B de su álbum “Heroes”, de 1977, como “V-2 Schneider”, aludiendo evidentemente a Florian Schneider y al cohete V-2, primer misil balístico desarrollado por el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial.

La influencia personal de Schneider hizo, también como ejemplo, que la película alemana de TV “Klassentreffen. Mordfall unter Freunden”, de 2001, tuviera un cameo de él como miembro de la banda The Wondering Stars, junto a Klaus Schulze, tocando el famoso tema “Those were the Days”. Schneider aparece, serio como siempre lo fue, tocando el bajo con una peluca y anteojos.

Y qué decir de las patentes que él junto con Hütter produjeron en términos de hardware musical (vocoders, por ejemplo) y que, comentan algunas crónicas, fueron incluso subastadas vía eBay por ellos mismos.

 

Florian Schneider, el hombre parco de palabras e irónico de humor, de modales y cultura exquisitos, de perfecto vestir, desapareció ya físicamente de nuestro mundo. Florian Schneider, el robot, el androide, el hombre-máquina, como dicen algunos, debe estar aplicándose, seguramente, un simple upgrade.

 

Columnista: Juan Carlos Huidobro Márquez estudió psicología, sociología y filosofía en la UNAM. Es profesor universitario, ciclista y le gusta la música dark.

 

 

 

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