YAKARTA, Indonesia.
La clínica clandestina estaba siendo atacada a tiros y los médicos adentro lloraban de miedo. Funcionaba en un monasterio y atendía a personas heridas mientras protestaban el derrocamiento del gobierno. Pero fue descubierta por las fuerzas de seguridad.
Una bala penetró la garganta de un joven que defendía la puerta y el personal médico trató de ayudarlo.